miércoles, 8 de febrero de 2023

Aún creo que existo

Yo también sufrí de un tiempo oscuro, de un ciclo en la vida en el que me aferré a las opiniones y sentí que mi perspectiva era la única y, lo que es peor, que mi visión era la realidad. Cierto tiempo pensé que conocía el camino hacia la liberación de la humanidad, que había un modo concreto de saber la verdad, de llegar a las conclusiones acertadas. Hasta que aquella maquinaria ideológica cesó, tal vez por el progresivo aislamiento al que me sometía, o quizás por el amargo sabor que recibía de los acontecimientos hermosos, por el áspero desenlace que provocaba toda bella circunstancia.
La ideología, que es exactamente igual que la religión, me apartaba de la vida y de las personas que no pensaban como yo. La ideología me llevaba a entrever enemigos por todos lados, así como a percibir una especie de mal estructural que plagaba cada segundo de mi existencia. No podía observar los hechos, las cosas, sin severos juicios, sin odio. Todo aquello, un día que ya no recuerdo, desapareció, y abandoné la utopía, que es lo mismo que dios. A partir de entonces me dediqué a observar con profunda cautela. En algún momento comprendí el hecho de que no podía hacer nada para que la sociedad fuera diferente, ya     que la sociedad no dejaba de ser una idea, una especie de ilusión que el individuo forjaba, como lo es la patria o la familia. Me percaté de que la única manera de que algo se transformara, era a partir de mi propia transformación, pero no en el futuro, como una suerte de proyecto, sino ahora, puesto que dejarlo para mañana implicaba regresar a la esperanza de la utopía y, por tanto, volver a creer en una religión, en una ideología.
Cada mañana procuro preguntarme ¿Soy libre? Y si me siento aferrado a una personalidad, deduzco que no. La personalidad es otro inventario de ideas, otro dogma, el más complejo de someter a la indagación porque ¿Quién indaga?  Si no comprendo que es la misma cosa lo que está siendo indagado que “lo que” o “quien” indaga, quiere decir que estoy condicionado, y que aún creo que existo sin darme cuenta de que soy.

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