sábado, 29 de diciembre de 2018

Mis ojos

Observo mi propio desorden, la confusión que de vez en cuando me invade, y recojo mis creencias, las achico un poco, luego las estiro. También las expando como inflaría un globo y si me canso las suelto y espero a que algún niño las explote con su mirada. Observo mi propia danza, trato de verificar si está motivada por alguna quimera, por alguna utopía, y en ese caso, descanso. Algunos a esta pausa la llamarían revolución, es una especie de muerte sutil, pero es apenas perceptible. Si la utopía no es ahora, no la quiero. Mi danza no es un sueño, es una danza, la vida no se puede vivir esperando a ser vivida, la única revolución es aprender a vivir la vida que se está viviendo. Así que tras la pausa comienzo a bailar de nuevo, y esta vez el baile tiene como cometido bailar. Sólo saben llorar quienes comprenden esto, quienes observan. Mis ojos son negros.

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