Tengo que hablar de un mensaje
que viene de las profundidades de nuestro espacio-tiempo, un mensaje ignorado
en la mayoría de las ocasiones en las que se muestra. Aparece casi siempre que
nos invade la frustración, el sentimiento de fracaso, la desesperación, el
cansancio, la duda existencial… Quizá sea por eso que solemos ignorarlo, porque
en cierto modo somos adictos a la tristeza.
El mensaje puede resumirse en una
pequeña frase, “El sentido de la existencia es una cuestión de responsabilidad”,
me explico:
La mejor manera de sufrir, de
percibir el vacío ante el cuestionamiento del sentido de la vida, es obedecer
órdenes y actuar conforme a los criterios de otras personas que no son tú. La
mejor manera de sentirse desgraciado e inútil es invirtiendo toda tu energía en
proyectos que no te satisfacen, que responden únicamente a intereses ajenos,
desligados de tus necesidades y de tus verdaderos deseos.
Dicho esto, se deduce que
haciendo todo lo contrario nos iría un poquito mejor, pero ¿Qué es lo contrario
a obedecer? ¿Qué es lo contrario a malgastar energía? Lo contrario es decidir.
La base de la percepción de un sentido en nuestras vidas es la decisión, es
decir, la responsabilidad, la posibilidad que tenemos como personas, como seres
humanos, de seguir y de hacernos cargo de nuestros propios sueños.
El mensaje dice… ¡Cree y crea!
Encuentra el sentido de tu vida en los límites de tu identidad, busca en los
rincones profundos y olvidados de la biblioteca de tu personalidad y recupera y
construye tus inquietudes. Cuando estén contigo, despierta a tus ideas y
construye un proyecto. Decide, elige la vida que quieres vivir.
Nadie podrá pararte, nada te hará
tropezar mientras sigas siendo responsable, con aquella disciplina que sólo
funciona desde uno mismo hacia uno mismo. El fracaso no será otra cosa que
experiencia, la herida que hará tu piel más dura. Y nunca olvides que un sueño
es un fin en sí mismo, que todo aquello que buscas está a tu lado desde el
principio. La clave está en aprender a utilizarlo y dejar de someterse a la
dependencia que exige la necesidad y el deseo ¡Crea el sentido de tu vida!
¡Vive el sentido de tu vida!
Tú eliges.
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