sábado, 10 de marzo de 2018

Hipocresía

¿Puedo despotricar un poco sobre aquello que llamamos sociedad? ¿Puedo, más bien, generalizar un poco? Soy consciente de que esto podría ser también una crítica contra mí mismo. De hecho, puede que dé lugar a que una parte de mí se ponga al descubierto, puede que dé lugar a que se manifieste algo que podría ser utilizado en mi contra, o a mi favor. Pero, sea como sea, algo me incita a desahogarme, y es probable que en esa necesidad se encuentre la raíz de mi desasosiego. Aún así voy a hablar, quiero hablar, no quiero dejarme nada adentro.
Es inverosímil que diga esto, altamente incoherente, injusto también, pero es así… Estoy harto de la hipocresía humana, o al menos de lo que yo interpreto como hipocresía o de la hipocresía que alcanzo a interpretar. No puedo comprender el proceso por el que se forja una mayoría concreta en las sociedades humanas que asume una serie de comportamientos crónicos y los reproduce continuamente sin ningún tipo de cuestionamiento. No comprendo porqué rechazamos nuestra propia vida, nuestra salud y nuestro tiempo en pro de cumplir con las expectativas imaginarias de aquella ilusión que llamamos sociedad ¿En qué momento comenzamos a perder el interés por nosotros mismos?
Pretendemos que las cosas cambien, que el mundo sea un espacio más cómodo en el que vivir, más digno y más justo, y nuestras viviendas son espacios cuadriculados metidos en cajoneras gigantes de hormigón, están además casi todas amuebladas de una manera semejante, todo está distribuido más o menos de la misma forma, no queremos usar la imaginación, no hay tiempo para el ingenio ni la inventiva, no hay tiempo para explorar nuestro propio sentido estético, no hay espacio para la particularidad, es más rápido comprar lo que ya está diseñado para cubrir esas necesidades creadas por los vendedores de necesidades ¿Acaso el mundo, el día a día, la ciudad, la realidad en la que nos desenvolvemos cotidianamente va a cambiar de un momento a otro porque sí? ¿No constituye plenamente cada individuo con su comportamiento esa realidad que a la vez detesta? ¿Se puede cambiar el mundo sin espacio para el ingenio, para la imaginación, para la particularidad? Todos hemos asimilado el maravilloso autoengaño del dinero y del trabajo asalariado, da miedo escapar de ese bucle, y lo justificamos porque nadie quiere sentirse inseguro o reconocer que su vida no es aquella que le gustaría estar viviendo. La asunción de la entrada en la rueda de producción y consumo como algo inevitable, se interpreta mayoritariamente como un signo de madurez, pero no deja de ser una estrategia más de nuestras propias mentes para que la moral de la sociedad no decaiga. Regreso a decir que pretendemos cambiar el mundo, pero pasamos la semana sumidos en una actividad frenética cuyos resultados terminan siendo insulsos, cuyos frutos sólo sirven para perpetuar la dinámica que permite que el mundo siga siendo tal y como es, y entonces, esos aspectos de la realidad que consideramos positivos, a pesar de ser contradictorios con la idea del cambio, los justificamos porque fundamentan la necesidad de nuestra actividad, de esa forma creemos que lo que hacemos sirve para algo y continuamos conservando las cosas como están.
Es paradójico, la actividad frenética humana paraliza la consecución de una realidad coherente con la vida ¿A dónde va a parar entonces tanta energía? Gira siempre en el mismo sentido, reproduciendo roles, dinámicas, estructuras, dejando que las cosas sigan estando como siempre han estado ¿Por qué? Porque en el fondo, y no tan al fondo, tenemos miedo. Nos da pavor imaginar lo que podría ocurrir si dejáramos de hacer de un momento a otro lo que estamos haciendo, lo que nos obligamos a hacer ¿Qué sería de esta sociedad si el fin de semana que viene no se emborrachara nadie? ¿Qué sería de los bares? ¿Qué demonios estaría entonces haciendo la gente? ¿Madrugar el domingo? ¿Para qué? El mundo es un mundo sin renovación, un cenagal estancado que mueve sus aguas únicamente por una tubería oxidada que devuelve todo al mismo charco inmóvil. Ese mundo lo constituimos tú y yo, somos nosotros los que procuramos que el lunes que viene podamos seguir madrugando para ir a trabajar, intentamos que toda la semana se vea cubierta por una actividad remunerada y nos aseguramos de que el fin de semana tengamos dinero para gastarlo rápidamente antes de que llegue de nuevo el lunes ¡Asumamos de una vez que somos aquello que llamamos “sistema”! El sistema es una mera creencia, se sostiene gracias a la asimilación mental de que las estructuras ideológicas permanecen, de que nada puede cambiarse ni alterarse. Si nos sintiéramos responsables de las causas que generan nuestras propias quejas, empezaríamos a transformar la realidad.
Veo la salida en la pérdida definitiva del miedo, en el placer por desconocer lo que puede llegar a ocurrir. Veo la destrucción del bucle en la observación enamorada hacia los pequeños detalles de la existencia desechando las preocupaciones que genera la incertidumbre. Entiendo la verdad como un estado que nos envuelve cuando se apaga la falsa necesidad por los estímulos superfluos y percibimos el continuo suceder como el mayor deleite, como una magia impecable imposible de sustituir por las ideas. Creo que la libertad empieza cuando asumimos nuestra participación y responsabilidad dentro del círculo de sufrimiento y muerte que hemos sostenido y cuando tratamos la relación entre unos y otros desde una perspectiva fuera de todo prejuicio, fuera de toda etiqueta y expectativa. Y, mal que me pese, no veo absolutamente nada de esto en la sociedad moderna, no veo absolutamente nada de esto en el afán individual, y ni siquiera veo absolutamente nada de esto en mi propia persona.

2 comentarios:

  1. Maravilloso, he encontrado en tu escritos y tus canciones un hermano de pensamiento, es de admirarse hoy en dia las personas que luchan por ser libres y destruir limites muros y fronteras, capaces de reflexionar acerca de su existencia y hacer uso de su conciencia, espero algun dia poder deleitarnos con tu presencia y tu musica de este lado de el mundo y un agradecimiento infinito por expresar siempre sincero lo que sientes y no lo que se quiere escuchar...

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  2. Maravilloso un deleite textual tus escritos y canciones me alimentan me motivan a seguir luchando a concientizarse más identificación y similitud de pensamiento .. gracias por el aporte que le das y le dejas a cada individuo ojala pueda ver y asistir a escuchar tus canciones...

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