martes, 11 de marzo de 2014

Palabras al día IX: Sobre la muerte (11/03/2014)

Días largos de marzo que cansan, aterrizan a las once de la noche con todo su peso en mi cabeza abrumada. Pero no voy a rendirme, porque mis párpados aún no se han desplomado y eso quiere decir que queda todavía un hálito de voluntad en mi cuerpo. Escribo esta noche como si un grupúsculo de esclavos diminutos tiraran de mis dedos amarrados a sogas transparentes y lograran acercar cada yema a la letra que corresponde en el teclado para conformar algo que ni yo mismo comprendo.
Estando vivo es difícil reconocer que la muerte se acerca a grandes zancadas sin que nos demos cuenta, y tampoco nos percatamos de que la vida se va pasando a marchas forzadas. Esto es algo que debemos pensar cuando llega nuestro momento, cuando estamos en el lecho de muerte ¡Qué rápido ha pasado el tiempo!  Siempre me ha gustado esa estrofa con la que comienzan las coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique: “Cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando…”
Hablo de la muerte, pero con una sonrisa. No creo que haya que tener miedo a morir, en la muerte hay que pensar mucho, pensar en la muerte nos ayuda a centrarnos en lo que nos parece importante, nos permite encontrar el camino que consideramos realmente valioso. La muerte es algo que paradójicamente nos ayuda a vivir, pero no sabemos aprovechar su existencia. Está más que claro que la mayoría de los seres humanos evitamos pensar en la muerte porque nos da miedo, y digo que está tan claro porque veo que la gente hace demasiadas cosas que no quiere hacer ¿Acaso haríamos tantas cosas que nos repugnan si fuéramos constantemente conscientes de que moriremos algún día y de que la muerte puede llegar en cualquier momento? La muerte puede aparecer dentro de setenta años o dentro de un minuto ¿Podrías asegurarme al cien por cien que no vas a morir mientras estás leyendo este texto? Si te mueres, no me eches luego a mí la culpa, era sólo una pregunta inocente. En serio, deberíamos tomar aún más conciencia de lo que es la muerte, lo que significa y lo imprevisible que puede llegar a ser. Nos ayudaría a centrarnos en lo importante e incluso, el hecho de pensar profundamente en esta cuestión, puede hacernos cambiar de perspectiva, quizás lleguemos a la conclusión de que muchas pautas de nuestro comportamiento en el día a día no tienen absolutamente ningún sentido.
Cuando uno piensa en la muerte suele ponerse bastante triste al principio, creo que eso es una fase que debemos superar. Cuando nos invada el miedo tenemos que aprovechar la situación para entendernos mejor a nosotros mismos, además, no vamos a superar ese miedo huyendo de él, hay que dejarse embaucar por el miedo pero sin dejar que nos domine, y así, es posible que llegue un momento en el que comencemos a comprenderlo y cuando no presente ningún misterio para nosotros, se marchará sin más. Después la muerte seguirá en nuestro pensamiento, pero ya no la veremos como algo negativo. Ahora sabremos aprovechar su poder para aplicarlo en nuestra vida, en nuestro día a día, comprobaremos así que se nos abren caminos inexplorados, que hay miles de situaciones que carecen totalmente de importancia, que son absurdas. Ante la idea de la muerte no tienen ningún sentido, así que las machacaremos, las olvidaremos completamente y sólo cuando dejemos a un lado la importancia de la muerte, volverán a aparecer hasta que tomemos conciencia de nuevo de lo que significa que nuestra existencia tiene un fin y que no estamos aquí para derrochar el tiempo con estupideces, que todo lo que hacemos tiene sentido en sí mismo, no hay que buscarlo en ningún lado más que en la conciencia de que las cosas se marchitan, al menos físicamente, de otro modo no lo sé, yo ahí ya prefiero no meterme por el momento, quizás cuando este muerto abarque ese tema, pero me temo que no podré compartirlo con los vivos.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario