sábado, 6 de enero de 2018

Se me escapa

Si me regalaras
en el movimiento,
en la parsimonia
de la gota que se escurre en el cristal,
la yema de tus dedos,
sigilosas,
deslizándose en mi espalda.
Si en esta lluviosa tarde,
te hubieras quedado en mi casa,
si no fuera
porque la melancolía,
siempre se adueña del cielo
cuando me despido,
como una broma macabra de la puta vida
(¡Ay… que se me escapa la blasfemia!)
¡Se me escapa tu sonrisa!
Si me trajeras,
otra vez,
la manta de tu cuerpo,
el aire caliente
que despide tu estómago,
Si la conciencia de la realidad
no fuera tan retorcida,
si no estuviera maldita
mi escritura…
¡No habría poema!
¡Me importa una mierda el poema!
Sólo querría que existieras,
que no fueras un delirio
provocado por el humo del asfalto.
Sólo querría tu sólido cuerpo en mi esfera.

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