lunes, 6 de noviembre de 2017

Inteligencia contra naturaleza

Se dice que el ser humano es inteligente, consciente de sí mismo y de su entorno de un modo diferente al del resto de los seres vivos. Se dice que esa capacidad se desarrolla gracias al cerebro, que está metido en una cabeza. Así que una mano o una pierna por sí sola, no es inteligente ni tiene consciencia ¿El ser humano no es inteligente en su conjunto?
Se dice que el cuerpo humano se asemeja en alto grado a un ecosistema por la cantidad de microorganismos que aloja. Se entiende que el ser humano es producto y parte de la naturaleza.
Si el cerebro es parte del ser humano y el ser humano es parte de la naturaleza ¿Por qué deberíamos ser escépticos ante la afirmación de que la naturaleza es un ser inteligente y consciente cuando no ponemos en duda que el ser humano lo es? ¿No sería, según la lógica que utilizamos para dudar de la inteligencia de la naturaleza, que lo inteligente y consciente fuera el cerebro y no el ser humano en su conjunto? ¿Somos la “cabeza” de la naturaleza? ¿Sería antropocéntrico pensarlo así?
Sencillamente, si la naturaleza es todo lo que existe (el universo, las leyes físicas, el tiempo, el espacio, etc.), la inteligencia humana también es producto y parte de la naturaleza, así que la inteligencia, en cualquiera de sus formas y manifestaciones existentes, es naturaleza. Por lo que, aunque lograse desarrollar la inteligencia por mecanismos evolutivos azarosos o fruto del afán por la supervivencia, la naturaleza, a día de hoy, es inteligente.
Pero ¿Y si la inteligencia no fuese real? ¿Si se tratara sólo de una palabra inventada para delimitar una característica que no podemos explicar? ¿Y si la consciencia inteligente fuese algo que escapa a nuestro control comprensivo? ¿Y si todo este escrito no fuese más que un juego de ideas entrelazadas, un baile casi involuntario de palabras que utilizo para explicarme a mí mismo algo que como partícipe de la vida no puedo llegar a comprender jamás racionalmente?

2 comentarios:

  1. Hola Sergio, a partir de hoy empezaré a entrelazar palabras que surgen a partir de la dictadura de un cerebro atormentado por el tedio de la impotencia, que surge a partir de actos inconscientes que siguen los hilos de la naturaleza humana.
    Te escribiré como hablándome a mí mismo, respondiéndome con preguntas que podrían palpar la respuesta que inútilmente llegará sin la solución. No esperaré correspondencia, pero sí espero tus objeciones e intenciones vagas de comunicación.
    Pienso que el cuerpo como el mundo es dirigido por impulsos que se definen como movimientos inconscientes de supervivencia, puede que un cavernícola interno se encargue de aplacar nuestro lenguaje interno, para encajarle al ecosistema de nuestro ser, acciones desprendidas de pensamientos lúcidos que alcanzan a llegar al subconsciente, traspasando su inmensa tarea a otro individuo que logre seguir el juego de comunicar a cada miembro las invenciones infinitas que no paran de surgir. Puedo verme como un planeta que vive constantes transformaciones de movimientos que no alcanzo a discernir en su plenitud. Es muy poco lo que alcanza a hacer el consciente en nuestra estadía por la existencia, sólo los estímulos más fuerte logran hacer que me percate de diferente alteraciones que padece el avatar en el que estoy instalado temporalmente.
    Cada placer cumplido por nuestros deseos y necesidades, nos acerca al final del los movimientos que alteran el entorno que se pisa, entonces por necesidad o por imperfectos, nos acercamos a un final que le da sentido al inicio, la tierra tiene una inteligencia absoluta, pocas veces reacciona ante el dolor que le causa llevar dentro de sí, organismos que de a poco van acabando con su latir constante, a pesar de eso, no deja de transformar sus adentros para alimentar a los intrusos que de a poco destruyen su interna fecundidad; tal vez por que se siente exhausta y sabe que su inicio de debe retomar el principio que su final.
    Puede que el concepto de inteligencia esté herrado, al hacernos creer que las transformaciones deben basarse en la utilidad de seguir preservando la vida, o extendiendo la manera de continuar con fines que en sí, no se percatan de que solo nos espera el final, puede que la inteligencia se haya alimentado de conceptos que afirman la permanencia infinita en un lugar, espacio o tiempo determinados. Que podría ser más inteligente que asumir el destino que le espera a todo organismo que al nacer y transformarse, en algún momento debe perecer.
    Saludos desde Colombia, un espíritu que sintoniza en su vientre todo el lenguaje celeste de tus letras rítmicas, y melodías celestes.
    Un abrazo, y espero que pronto se junten nuestras pieles perecederas.

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