viernes, 28 de marzo de 2014

Palabras al día XXVI: Protopolicía (28/03/2014)

Quizás sea mi culpa, no lo sé, debería probablemente abrir aún más mi mente y conseguir abarcar tanta absurdez dentro de mi comprensión, no lo sé. La cuestión es que no entiendo demasiado bien las razones que llevan a alguien a hacerse antidisturbios o militar ¿Qué se le pasa por la cabeza a veces al ser humano para llegar a tales puntos?
Cuando estaba en la secundaria recuerdo a un compañero un tanto extraño que no manifestaba nunca sus sentimientos y que parecía preferir pasar por la vida sin pena ni gloria. Lo que más le gustaba era juntarse con quienes él consideraba fuertes y poderosos, quienes atormentaban a otros compañeros más o menos indefensos para reírse de ellos, le encantaba observar desde fuera todo lo que ocurría y si veía que tenía alguna oportunidad de meter alguna patada o algún puñetazo, no se lo pensaba dos veces. Pero en algunas ocasiones, eso de juntarse con los malos, le salía caro, porque era él quien pillaba. El muchacho llevaba gafas y la verdad es que no sé cuantas lentes nuevas pude ver que compraba durante su estancia en el instituto, pero fueron multitud, le debieron caer buenas broncas en su casa.
Este chico era muy raro, no era precisamente antisocial, pero su manera de relacionarse con los demás no tenía ni pies ni cabeza. Lo sorprendente, lo chocante, era observar como disfrutaba con el sufrimiento ajeno y como detestaba que le hicieran a él de sufrir. Si hablabas con él, sólo te describía actos inhumanos que había practicado con sus “amigos” en el pueblo o en la calle, o te exponía sus futuros planes para generar dolor y poder echarse unas risas.
Sí, lo habéis adivinado, y sí, es aquí donde quería llegar, el muchacho ahora es policía, le dio por tirar para ese lado ¿No huele raro todo esto? Yo no sé demasiado de psicología, pero creo que mi antiguo compañero cumplía un perfil muy conocido por todos aquellos que nos hemos topado con personas que han terminado en las filas de antidisturbios o del ejército. No digo que todas las personas que terminan ahí sean exactamente iguales que este individuo que he descrito, pero si que pienso que hay muchas personas que cumplen ese perfil y que acaban convirtiéndose en sicarios del Estado.

4 comentarios:

  1. Imagino Sergio que para el desempeño de ciertas "funciones" tan sumamente crueles, despiadads e inhumanas se ha de tener ese comportamiento sociopático o psicopático, si no sería inviable. Una vez en un documental vi a un andaluz que era un ejecutor de garrote vil para la dictadura, un verdugo vamos. Y el tio, lo describía como el que amasa harina para hacer pan, como si fuese llegar-girar-dislocar-matar y trabajo terminado, hasta la próxima. Y era un hombre aparentemente "normal", ni siquiera se consideraba franquista. Increible. Y a todo esto lo llaman "civismo"...y nos llaman violentos, y se escandalizan porque pueda resultar herio o muerto un policía...¿y la gente que matan ellxs a diario? . Salud y ánimo en la lucha.

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    1. Hola tocayo. Muchas gracias por comentar, así crecemos todos un poquito. ¡Salud!

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  2. Yo creo que suele ser más complejo que todo eso. No sé si por suerte o por desgracia, pero creo que hay más matices. Digo por suerte, por la complejidad y heterogeneidad que diversifican nuestra naturaleza y/o cultura humana, y por desgracia, por lo fácil que sería entonces aplicar una solución, o al menos una etiqueta, y que no haya nada de contradicción o duda en los comportamientos. Una guerra clara. Mi corta experiencia me ha ido mostrando, aunque no demostrando, lo realmente complicado que es sacar conclusiones de todo -comportamientos, pensamientos, historias, etiquetas...-, conclusiones que normalmente suelen aplicarse generalizadamente sobre un grupo de personas que cumplen las expectativas a ser algo o hacer algo, generalidades llenas de excepciones. Aunque me duela y me sea difícil, y muchas veces pienso exactamente lo mismo por la misma rabia -no quiero decir que un pensamiento sea más acertado que otro-, considero que hay que complejizar y relativizar las cosas. Porque de ahí surgen las esperanzas, y también las frustraciones, pero creo que eso es lo bonito... Al fin y al cabo, cuántas personas que consideramos "buenísima gente" odian ciertas actitudes, y estamos de acuerdo en esa rabia, pero después no ven de la misma manera algo que nosotrxs vemos claro, y que para nosotrxs involucra en cierta parte la rabia anterior. Quiero decir, hasta qué punto somos culpables todxs de alguna manera, aunque en distintos grados. Y cuánto aprendemos de esas diferencias, para hacernos entre todxs más conscientes. Aunque tampoco quiero disculpar la responsabilidad que, golpe tras golpe tiene cada persona que lo da, independientemente de a qué se acoja para proporcionarlo. No sé, a lo mejor quiero pensar que es más complejo, pero no lo sé.

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    1. Paradoxus Luporum1 de abril de 2014, 2:32

      Yo creo que tienes razón, es mucho más complejo, pero existen muchos casos simples también ¿Tenemos algo de culpa todxs? Pues sí, probablemente sí, porque formamos parte de la misma bola. Es complicado y tampoco quería hacer un texto larguísimo justificando mis propias convicciones ni nada por el estilo, pero es cierto que este es un tema en el que habría que extenderse más si se quiere hablar de él seriamente y con fundamento.
      Gracias por comentar

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