domingo, 9 de marzo de 2014

Palabras al día VI: Sobre el cambio personal (08/03/2014)

No somos bien recibidos por todos nuestro semejantes. Es imposible caerle bien a todo el mundo y no debe nadie agobiarse por ello. Voy hablar aquí de cuando nos esforzamos por ser diferentes para que nos amen, del problema que esto supone y de que lo verdaderamente importante es comportarse como realmente se es para amarse uno a sí mismo antes que estar esperando a que nos amen los demás.
Las personas cambiamos sin darnos cuenta y cuando queremos cambiar conscientemente, entramos en un círculo disparatado e insensato. Pensar racionalmente en cambiar y esforzarse mentalmente en ello sólo genera frustración, jamás un cambio real, jamás un giro significativo. Uno sabe quizás que tiene algún que otro comportamiento egoísta en una determinada situación y entonces intenta evitar ese comportamiento cada vez que aparece, pero el sentimiento sigue ahí. Quieres llevarte el trozo más grande del pastel, en el fondo de ti mismo quieres llevártelo, pero te obligas a dejarlo, te obligas a adquirir el más pequeño y luego te planteas si está bien lo que has hecho o en realidad has sido imbécil porque sabes que los demás también querían el trozo grande y ellos no se han parado a pensar en que quizás tu también quisieses ese trozo. Como ves, el sentimiento egoísta sigue ahí, a pesar de que cada vez que se repita una situación parecida a la descrita anteriormente consigas evitar comerte el trozo más grande, tú no has cambiado y no estás cambiando, eres exactamente el mismo egoísta de siempre. Sólo cuando paras, te concentras y reflexionas puedes incidir en el verdadero sentimiento, en la emoción pura que te lleva a ese conflicto. Primero hay que aceptarse a uno mismo, admitir que se es egoísta, reconocer que no somos perfectos, luego deberíamos buscar el sentimiento que nos lleva a desear lo mejor para nosotros sin tener en cuenta a los demás, hay que buscarlo dentro de nuestro cuerpo, hay que observarlo y sentir la reacción de nuestros órganos, nuestros músculos y nuestras articulaciones ante dicha emoción. Si conseguimos mantener la concentración en esto, es muy probable que no pase demasiado tiempo hasta que comencemos a ver lo absurdo de nuestra inquietud ¿Acaso moriré de hambre si no me llevo el trozo más grande? ¿Acaso es cierto lo que mi mente imagina, lo que me dice, que comerme el trozo pequeño es como no haber comido nada? ¿Es eso cierto? ¿Qué diferencia significativa hay entre un trozo de pastel de cuatro centímetros de grosor y otro de tres centímetros y medio? ¿De verdad será diferente la sensación de saciedad? ¿No es quien tengo delante una persona que amo, alguien que aprecio, y por eso estoy compartiendo con él este pastel? ¿No deseo lo mejor para dicha persona? Si me he hecho consciente de que hay un trozo más grande que otro, ¡Quiero que el más grande sea para él! No me importa que la otra persona haga o no esta misma asociación de emociones hacia mí, yo quiero a esa persona y lo que más deseo es su felicidad. Sólo así se termina cambiando: aceptándose a uno mismo, llegando a la raíz de los sentimientos, pero sin tener apenas la intención de cambiar, el cambio viene solo, cuando menos lo esperamos. Si nos obligamos a ser diferentes, sólo encontramos un paraje sombrío plagado de frustraciones que terminan transformándose en discusiones y conflictos innecesarios con quienes amamos. Hay que aceptarse.
Y cuando nos rechazan, creo que debemos saber amarnos a nosotros mismos, reconocer nuestro brillo personal sin esperar deslumbrar a nadie. No deberíamos forzar las situaciones ni los cambios, no deberíamos esperar nada de nadie ni tampoco intentar transformar las actitudes de los que son pobres en su esencia porque encontrarán los motivos para su transformación cuando el egocentrismo muera por la imposibilidad de darle una explicación al aislamiento emocional que les aflige. La naturaleza de las cosas da respuestas para unos y otros. Si nos amamos, y respetamos lo que sentimos, hacemos lo que realmente queremos hacer, y la sinceridad de nuestros actos, termina cambiando el rumbo de los acontecimientos hacia las utopías personales vivas en nuestro presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario