martes, 17 de marzo de 2020

Reflexión número 4

Sabían que el abuelo tenía mucho dinero, enormes tierras y descomunales inmuebles. Prácticamente casi todo el pueblo era suyo. Nunca había querido compartir su riqueza, jamás se le pasó por la cabeza repartir todo aquello entre sus familiares. Pero el abuelo tenía predilección por una de sus múltiples nietas, todos lo sabían, sabían que a ella si que le regalaba constantemente joyas y otros objetos valiosos.
La suma de los bienes del viejo era tan alta, que a su ambiciosa familia se le hacía imposible aceptar que probablemente no cataría ni una sola moneda y que, para colmo, iría todo para la resabida e insoportable niña predilecta. Por eso hubo siempre discretas conversaciones sobre cómo quitarse de en medio al anciano, sin dejar rastro y sin que nadie acabara en la cárcel.
Intuían que el vejestorio no había escrito aún testamento alguno, ya que gozaba de buena salud, así que urgía llevarlo a la tumba cuanto antes. El problema era que nadie se atrevía a dar el paso, que no era suficiente la fuerza de la codicia frente al miedo a que pudiera resultarles todo mal.
Así que cuando comenzaron en China los primeros casos de personas infectadas por el coronavirus, y se dijo aquello de que podía ser mortal sobre todo para los ancianos, la familia Pérez vio una luz al final del túnel, una nueva esperanza. Y hubo entonces unos cuantos primos, algunos tíos y tres o cuatro nietos que decidieron pasar unas breves vacaciones en China, en Wuhan concretamente. Después la buena familia regresó a España, tosiendo y tocándolo todo, y abrazaron felizmente al abuelo, y le besaron como nunca le habían besado, pasaron el día junto a él, demostrándole todo su amor y su cariño.
El abuelo se sintió tan dichoso que al caer la noche decidió reunir a toda la familia y expresó:
“Tenía la idea de hacer pronto un testamento, porque aunque me encuentre bien, ya voy teniendo una edad. Iba a dejarle todo a mi queridísima nieta, a mi María Antonia. Pero después de los gestos de amor recibidos hoy, entiendo que tengo una familia maravillosa, y que lo justo y razonable es que reparta mis bienes entre todos”
A la mañana siguiente el pobre viejo no paraba de toser, y a los pocos días falleció. A la familia Pérez le salió bien la jugada, ahora todos son un poco más ricos. Pero lamentablemente, se encuentran recluidos en sus mansiones al igual que el resto de la gente de este país, sin posibilidad de disfrutar plenamente de su herencia.

1 comentario:

  1. Compañero!
    Revisa la página de tu compañía de vuelo, etc.. La mía empezó dándome largas, hace unos días se podía hacer el cambio de vuelo sin cargos y ahora ya te envían un vale con el valor del vuelo para que puedas usarlo este año..
    Ojalá que te sirva!

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