A mí la lluvia no me da pena. La
lluvia me da la vida porque el frío también se siente y el edredón sobre el
cuerpo, la infusión de jengibre, el goteo constante sobre las losas del patio y
sobre la chapa de la caldera. Todo eso es vida como el sol del verano, todo eso
es vida como el baño en la playa, moverse en bicicleta o comerse un helado. Vivir
no es sólo movimiento, calor y bebidas frías. A mí el invierno me regala
sensaciones increíbles, para mí la vida también es dormir. Y para dormir… mejor
abrigado, no como en verano cuando uno se pega a las sábanas y da vueltas como
un plátano en una sartén. A mí me gusta el frío, bueno, mejor dicho… me gusta
que haga frío, pero no me gusta pasar frío. Pero es como todas las cosas, llega
un momento que cansa. Llevamos ya unos cuantos meses de frío aquí en Madrid y
la verdad es que a veces se echa de menos el clima caluroso del verano. Lo
mejor del verano en Madrid son las noches, evidentemente no cuando uno tiene
que irse a dormir, sino cuando uno está en el parque o paseando por la calle.
Son momentos inigualables, la temperatura es perfecta, pero pasados los meses
también cansa y se echan de menos las lluvias torrenciales, los vientos
indomables y el frío que intenta penetrar en el hogar y colarse debajo de las
mantas.
=)
ResponderEliminar